domingo, 22 de noviembre de 2009

sociedades

SOCIEDAD DEL CONOCIMIENTO
La noción de sociedad del conocimiento fue utilizada por primera vez en 1969 por un autor austríaco de literatura relacionada con el "management" o gestión, llamado Peter Drucker, y en el decenio de 1990 fue profundizada en una serie de estudios detallados publicados por investigadores como Robin Mansel o Nico Stehr.
Las sociedades de la información surgen de la implantación de las tecnologías de información y comunicación (TIC) sobre una comunidad. La eficacia de esta tecnología que actúa sobre elementos tan básicos de la persona como son el habla, el recuerdo o el estudio, modifica en muchos sentidos la forma en la que es posible desarrollar muchas actividades propias de la sociedad moderna.Sin embargo, la información no es lo mismo que el conocimiento. La información se compone de hechos y sucesos, mientras que el conocimiento se define como la interpretación de dichos hechos dentro de un contexto, y posiblemente con alguna finalidad.
La noción de sociedad del conocimiento (knowledge society) surgió hacia finales de los años 90 y es empleada particularmente en medios académicos, como alternativa de algunos a sociedad de la información.
La UNESCO, en particular, ha adoptado el término sociedad del conocimiento, o su variante sociedades del saber, dentro de sus políticas institucionales. Ha desarrollado una reflexión en torno al tema, que busca incorporar una concepción más integral, no en relación únicamente con la dimensión económica.Por ejemplo, Abdul Waheed Khan (subdirector general de la UNESCO para la Comunicación y la Información), escribe[3]: La sociedad de la información es la piedra angular de las sociedades del conocimiento.
Saber frente a conocimiento
Un matiz en este debate, que solo concierne a los idiomas latinos, es la distinción entre sociedad del conocimiento o del saber (ambos traducen el término inglés knowledge society).La noción de saberes sugiere certezas más precisas, prácticas o de contenido tecnológico y analítico, mientras que conocimiento abarca una comprensión más global u holística.
André Gorz considera que los conocimientos se refieren a contenidos formalizados, objetivados, que no pueden, por definición, pertenecer a las personas...
El saber está hecho de experiencias y de prácticas que se volvieron evidencias intuitivas y costumbres. Para Gorz, la inteligencia cubre toda la gama de capacidades que permite combinar saberes con conocimientos. Sugiere, entonces, que knowledge society se traduzca por sociedad de la inteligencia.
En todo caso, por lo general, en este contexto se utiliza indistintamente sociedad del conocimiento o del saber, si bien en español conocimiento parece ser más usual, debido al efecto de los medios de comunicación.
Adam Smith, Peter Drucker y la Sociedad del Conocimiento
En 1974, Peter Drucker escribió su libro La sociedad post-capitalista, en el que destacaba la necesidad de generar una teoría económica que colocara al conocimiento en el centro de la producción de riqueza.Al mismo tiempo, señalaba que lo más importante no era la cantidad de conocimiento, sino su productividad. En este sentido, reclamaba para una futura sociedad, para una sociedad de la información en la que el recurso básico sería el saber, que la voluntad de aplicar conocimiento para generar más conocimiento debía basarse en un elevado esfuerzo de sistematización y organización. Drucker afirmaba que sería una sociedad en la que la gestión empresarial cambiaría radicalmente su relación con sus trabajadores del conocimiento, pues éstos últimos estarían mucho menos necesitados de instituciones empresariales e incluso de la tradicional gestión del conocimiento, mientras que las empresas si estarían realmente necesitadas de los trabajadores.Así pues, el discurso de Peter Drucker, al combinar la sociedad del conocimiento y el concepto de Global Shopping Center (el "centro comercial global"), trata de explicar refiere al desarrollo de las empresas de talla mundial y el auge de las industrias. Las redes de información habrian de generar un mercado perfecto, que se autorregularía de per se , en la tradición de la "mano invisible" de Adam Smith, al menos en términos de bienes inmateriales, ya que los bienes físicos seguirian sujetos a las mismas limitaciones de siempre.
Ética y crítica de la sociedad del conocimiento
No se debería interpretar que el concepto sociedad del conocimiento describe una sociedad como la actual.Este concepto es más bien la formulación de una utopía, descrita como una etapa posterior a la era de la información, y a la que se llegaría utilizando tanto los medios tecnológicos, como la instrucción o educación universal y la humanización de las sociedades actuales.La instrucción de las sociedades debería realizarse, enfocándose en la técnicas y criterios para tratar la información disponible con discernimiento y espíritu crítico.El análisis, la selección de fuentes y la capacidad de combinar elementos de información recopilada para construir nuevos hechos o conocimiento útil para el usuario, deberían ser los pilares fundamentales de dicha instrucción social.
Bibliografía
"Sociedad de la Información y el Conocimiento: Entre lo falaz y lo posible". Delia Crovi. Buenos Aires, Ed. Mc Graw Hill, 2004
Enlaces externos
"la Sociedad de la Información y el Conocimiento - Algunos deslindes imprescindibles" , Delia Crovi (UNAM)
"la Sociedad de la Información y el Conocimiento - Entre el optimismo ya la desesperanza", Delia Crovi (UPEMOR)
Sociedad del Conocimiento: una aproximación desde la Educación
La escuela más allá de las paredes: redefinición de la organización educativa

SOCIEDAD GLOBAL
En sociología, concepto que define a los grupos sociales como individualidades, en oposición a las generalizaciones que suponen que la humanidad se divide en grupos con mayor o menor grado de desarrollo y cuyo objetivo debe ser la transición hacia una sociedad industrial.
Se han considerado características de las sociedades globales su constitución como cuerpos concretos organizados dentro de un entorno geográfico determinado que influye en la ideología de sus componentes; por ejemplo, las diferentes formas de ser entre los isleños, los habitantes de los desiertos o los de las estepas, entre otros.
La identidad común entre los miembros de una sociedad global se refuerza porque se comparten símbolos, valores, modos de vida que conforman una unidad de conciencia que permite establecer vínculos mucho más sólidos. Dentro de los valores comunes hay que citar el papel del mito en las sociedades primitivas y, más tarde, de la historia, junto con las celebraciones, el calendario de festividades o la elevación de los antepasados a la categoría de héroes.
El sociólogo francés Georges Gurvitch definió la sociedad global como “macrocosmo de macrocosmos sociales, que posee una soberanía social sobre todos los conjuntos, sectores, colectividades y elementos componentes que en ella están integrados, y una soberanía jurídica que delimita la competencia de todos los grupos, incluido el Estado”.
http://mx.encarta.msn.com/encyclopedia_961535027/Sociedad_global.html
SOCIEDAD LIQUIDA
Zygmunt Bauman (*Poznań, Polonia, 1925) es un sociólogo polaco.
Enseñó filosofía y sociología en la Universidad de Varsovia antes de verse obligado a irse de Polonia en 1968 a causa de la política antisemita desarrollada por el gobierno comunista después de los sucesos de Marzo de 1968. Posteriormente a su purga de la universidad de Varsovia, ha enseñado sociología en países como Israel, Estados Unidos y Canadá.
Desde 1971 reside en Inglaterra, profesor en la Universidad de Leeds, Inglaterra (Reino Unido) donde desde 1990 es profesor emérito. Su obra comienza en los años 50 y se ocupa, entre otras cosas, de cuestiones tales como las clases sociales, el socialismo, el holocausto, la hermenéutica, la modernidad y posmodernidad, el consumismo, la globalización y la nueva pobreza.
El interés de la investigación de Bauman se enfoca sobre la estratificación social, el movimiento obrero, antes de cambiar a preocupaciones más globales, tales como la naturaleza de la modernidad, etc. El período más prolífico de su carrera comenzó después de abandonar la enseñanza en Leeds, cuando aumentó su importancia más allá de los círculos de sociólogos profesionales con un libro sobre la supuesta conexión entre la ideología de la modernidad y el Holocausto.
Modernidad y Postmodernidad versus Modernidad sólida y líquida
Las primeras obras de Bauman eran comúnmente proyectos basados en la modernidad diseñando una mejor sociedad. Hacia 1970 y comienzos de la década de 1980 su atención cambió a cuestiones más generales y teóricas en relación con el papel de las ciencias sociales y cómo éstas podrían ayudar a la sociedad. El mayor cambio en la obra de Bauman se produjo a finales de la década de 1980 con la edición de una trilogía de libros (Legisladores e intérpretes; Modernidad y Holocausto; Modernidad y Ambivalencia) obras en las que criticaba la modernidad y proponía una visión postmoderna distópica de la sociedad. Desde entonces, Bauman ha editado una línea invariable de libros adicionales explorando su nueva perspectiva.
Aunque a Bauman se le denomina como un pensador 'postmoderno su escepticismo sobre este concepto lo separa de los defensores más entusiastas del posmodernismo. Tampoco comparte la noción clásica de modernidad versus postmodernidad, argumentando que los dos coexisten como dos lados de la misma moneda, usando los nuevos conceptos de modernidad "sólida" y "líquida".
Bauman causó cierta controversia dentro de la sociología con su aseveración de que el comportamiento humano no puede explicarse primariamente por la determinación social o discusión racional, sino más bien descansa en algún impulso innato, pre-social en los individuos. Desde fines de 1990s, Bauman ejerció una considerable influencia sobre el movimiento Altermundista.
http://es.wikipedia.org/wiki/Zygmunt_Bauman
SOCIEDAD POSINDUSTRIAL
Daniel Bell (New York, 10 de mayo de 1919), sociólogo y profesor emérito de la Universidad de Harvard, miembro residente de la Academia Americana de las Artes y las Ciencias.
En el pasado, Bell estudió sociología en la Universidad de Columbia. También es conocido por sus contribuciones como editor de las revistas The Public Interest Magazine, Fortune y The New Leader. Bell estaba entre los Intelectuales de Nueva York, un grupo de escritores de izquierda anti-stalinistas.
Es más conocido por sus contribuciones al post-industrialismo. Sus libros más influyentes son El fin de la ideología (1960), Las contradicciones culturales del capitalismo (1976) y El advenimiento de la sociedad post-industrial (1973). El fin de la ideología y Las contradicciones culturales del capitalismo aparecieron en los suplementos literarios de la revista Times como dos de los 100 libros más importantes de la segunda mitad del siglo XX. El fin de la ideología fue muy influyente en lo que se denomina como la idea de que tanto la historia y la ideología fueron reducidos hasta lo insignificante debido a que las políticas occidentales y el capitalismo han triunfado. En esa época, Bell fue atacado por críticos políticos de izquierda y demás. Ellos aseguraron que Bell reemplazó un sentido de la realidad con teoría elegante, argumentando que privilegió su ideas más que la exactitud histórica.
Generalizando, la crítica a El fin de la ideología se concentró en estos aspectos:
Era una defensa del status quo post-1945
Minimizaba el debate político genuino en favor de la orientación tecnocrática de las élites sociales y culturales.
Era una substitución de consenso por discurso moral
Fue desmentido por el retorno del descontento radical en política, marcado por las agitaciones juveniles de los años 1960 y 1970 en Occidente, y por la ascensión de políticas extremistas en el tercer mundo
En El advenimiento de la Sociedad Post-Industrial Bell esbozó un nuevo tipo de sociedad - la sociedad postindustrial. Él argumenta que el postindustrialismo será guiado por la información y que estará orientada a los servicios. También comenta que la sociedad post industrial reemplazará a la sociedad industrial como el sistema dominante. Hay tres componentes para una sociedad post industrial, según Bell:
Un reemplazo de las manufacturas por los servicios
Una centralización de las nuevas industrias basadas en las ciencias
La ascensión de una nueva élite tecnológica y el advenimiento de una nueva estratificación
Desde la publicación de su libro, muchas de sus predicciones resultaron ser verdaderas. Toma crédito por predecir el consumo masivo, pero falla en prever el costo social, tal como la pérdida de la seguridad social o el desempleo masivo.
http://es.wikipedia.org/wiki/Daniel_Bell
Bibliografía
(2006) El advenimiento de la sociedad post-industrial. Alianza Editorial. ISBN 978-84-206-2149-4.
(1984) Las ciencias sociales desde la Segunda Guerra Mundial. Alianza Editorial. ISBN 978-84-206-2406-8.
(2006) Las contradicciones culturales del capitalismo. Alianza Editorial. ISBN 978-84-206-2195-1.
(1964) El fin de las ideologías. Editorial Tecnos. ISBN 978-84-309-0004-6.
(1992) El fin de las ideologías: sobre el agotamiento de las ideas políticas en los años cincuenta. Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales. ISBN 978-84-7434-735-7.
Bell, Daniel; Fukuyama, Francis; Revel, Jean-François (1993). ¿Ideologías sin futuro?, ¿futuro sin ideologías?. Editorial Complutense. ISBN 978-84-7491-449-8.

SOCIEDAD DE LA INFORMACION
En la última década, la expresión “sociedad de la información” se ha consagrado sin lugar a dudas como el término hegemónico, no necesariamente porque exprese una claridad teórica, sino por el bautizo que recibió en las políticas oficiales de los países más desarrollados, además de la coronación que significó honrarlo con una Cumbre Mundial.
Los antecedentes del término, sin embargo, datan de décadas anteriores. En 1973, el sociólogo estadounidense Daniel Bell introdujo la noción de la “sociedad de la información” en su libro El advenimiento de la sociedad post-industrial[1], donde formula que el eje principal de ésta será el conocimiento teórico y advierte que los servicios basados en el conocimiento habrán de convertirse en la estructura central de la nueva economía y de una sociedad apuntalada en la información, donde las ideologías resultarán sobrando.
Esta expresión reaparece con fuerza en los años 90, en el contexto del desarrollo de Internet y de las TIC. A partir de 1995, fue incluida en la agenda de las reuniones del G7 (luego G8, donde se juntan los jefes de Estado o gobierno de las naciones más poderosas del planeta). Se ha abordado en foros de la Comunidad Europea y de la OCDE (los treinta países más desarrollados del mundo) y ha sido adoptada por el gobierno de los Estados Unidos, así como por varias agencias de las Naciones Unidas y por el Grupo Banco Mundial. Todo ello con gran eco mediático. A partir de 1998, fue elegida, primero en la Unión Internacional de Telecomunicaciones y luego en la ONU, como el nombre de la Cumbre Mundial a realizarse en 2003 y 2005.
En este contexto, el concepto de “sociedad de la información”, como construcción política e ideológica, se ha desarrollado de la mano de la globalización neoliberal, cuya principal meta ha sido acelerar la instauración de un mercado mundial abierto y “autoregulado”. Esta política ha contado con la estrecha colaboración de organismos multilaterales como la Organización Mundial del Comercio (OMC), el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial, para que los países débiles abandonen las regulaciones nacionales o medidas proteccionistas que “desalentarían” la inversión; todo ello con el conocido resultado de la escandalosa profundización de las brechas entre ricos y pobres en el mundo.
En efecto, para fines de siglo, cuando la mayoría de los países desarrollados ya habían adoptado políticas de desarrollo de la infraestructura de las TIC, se produce el auge espectacular del mercado de acciones de la industria de la comunicación. Pero los mercados del Norte comienzan a saturarse. Entonces, se intensifican las presiones hacia los países en desarrollo para que dejen la vía libre a la inversión de las empresas de telecomunicaciones e informática, en busca de nuevos mercados para absorber sus excedentes de ganancias. Es en este contexto que se convoca la CMSI; panorama que se modifica, sin embargo, una vez que estalla la burbuja bursátil a partir del año 2000. No obstante esta realidad y el rol clave que las tecnologías de la comunicación han desempeñado en la aceleración de la globalización económica, su imagen pública está más asociada a los aspectos más “amigables” de la globalización, como Internet, telefonía celular e internacional, TV por satélite, etc. Así, la sociedad de la información ha asumido la función de “embajadora de buena voluntad” de la globalización, cuyos “beneficios” podrían estar al alcance de todos/as, si solamente se pudiera estrechar la “brecha digital
Una de las primeras personas en desarrollar un concepto de la sociedad de la información fue el economista Fritz Machlup. La frase fue empleada por primera vez en su libro de 1962 The production and distribution of knowledge in the United States ("La Producción y Distribución del Conocimiento en los Estados Unidos") en donde concluía que el número de empleos que se basan en la manipulación y manejo de información es mayor a los que están relacionados con algún tipo de esfuerzo físico.
Sin embargo, la concepción actual de lo que se entiende por Sociedad de la Información es influjo de la obra del sociólogo japonés Yoneji Masuda, quién en 1981 publicó The Information Society as Post-Industrial Society (Editorial World Future Society, Colombia), traducido al castellano en 1984 como "La Sociedad Informatizada como Sociedad Post-Industrial" (Madrid, Fundesco-Tecnos, 1984).
http://es.wikipedia.org/wiki/Sociedad_de_la_Informaci%C3%B3n
SOCIEDAD DE LAS REDES
El término sociedad red fue acuñado en 1991 por Jan van Dijk en su obra De Netwerkmaatschappij (La Sociedad Red) - aunque sin duda quien ha contribuido a su mayor desarrollo y popularización ha sido Manuel Castells en La Sociedad Red, el primer volumen de su trilogía La Era de la Información.
Características de la sociedad red
La forma como se establecen, mantienen, modifican o destruyen estas relaciones cambia ante el nuevo paradigma social en el que se entra a mediados del siglo XX. La nueva sociedad, la sociedad red, nace de una revolución tecnológica basada en la información y el conocimiento y genera una nueva economía cuyas tres características fundamentales son:
La nueva economía es informacional, de forma que la generación y transformación de la información son determinantes en la productividad del sistema,
La nueva economía es global, es decir, opera a nivel planetario,
La nueva economía está en red, dando lugar a la empresa-red, organización económica de nuevo cuño con alta flexibilidad y operatividad, de configuración variable y que funciona como una red: plana en jerarquías y donde lo importante es la interconexión de los distintos nodos.
Estas características de la nueva economía cambian radicamente la forma en que se dan las relaciones de producción, experiencia y poder, redefiniendo el mercado de trabajo y el empleo, la cultura, la Política, el Estado, el consumo, etc.
Referencias
Castells, M. (2000). “Materials for an exploratory theory of the network society”. En British Journal of Sociology, Jan-Mar 2000, 51(1), 5-24. London: Routledge. http://es.wikipedia.org/wiki/Sociedad_red
SOCIEDAD POSMODERNA
Surgimiento
La sociedad postmoderna -categoría creada por la nueva intelectualidad globalizadora- surge como consecuencia del Nuevo Orden Internacional (NOI) y la economía basada en el capitalismo más radical de la historia. Destaca como nunca antes la necesidad de producir y consumir conocimientos.
El término postmoderno fue utilizado a fines de la década del 60, con la publicación de La condición postmoderna, de Jean-Francois Lyotard en 1979. Otros factores que contribuyeron a definir la nueva época fue la caída del muro de Berlín, la Guerra del Golfo, el agotamiento de los parámetros ideológicos precedentes y el fin de la polaridad Este-Oeste.
Postmodernismo y postmodernidad
Se entiende por “postmodernismo” a un conjunto de proposiciones, valores o actitudes que, independientemente del grado de su validez teórica, no puede negarse que existen y funcionan ideológicamente como parte de la cultura, la sensibilidad o la situación espiritual de nuestro tiempo. El rechazo a la totalidad y a los “grandes relatos”, el culto al fragmento y a la diferencia, los usos del desorden, la ironía, el relativismo, la actitud lúdica, el desánimo, son rasgos de esta sensibilidad. ¿A qué se debe la existencia y difusión de esta situación espiritual? Para algunos, el postmodernismo se corresponde con la existencia de una nueva época, la postmodernidad, por la que entienden a un período histórico distinto a la modernidad en el sentido de que los nuevos tiempos se sustraen a la lógica de desarrollo que imperaba en aquella época; Se multiplican las relaciones e intercambios. Crece prodigiosamente la información y la oferta consumista. El yo es bombardeado e invadido por la propaganda, hasta sucumbir en un estado de saturación.
Bibliografía:
Albrecht Wellmer, “La dialéctica de la modernidad y la postmodernidad”, en: Modernidad y Postmodernidad, compilación de Josep Picó, Alianza Editorial, Madrid, l992; en especial de la p. 116 a la 131.
Dónde y cuándo surgió el postmodernismo
Si bien la acepción más usual de posmodernidad se popularizó a partir de la publicación de La condición posmoderna de Jean-François Lyotard en 1979, varios autores habían empleado el término con anterioridad. Es muy importante destacar que no debe confundirse los términos "modernidad" y "modernismo" con "posmodernidad" y "posmodernismo" respectivamente. "Modernidad" se refiere a un periodo histórico muy amplio que supone referirse a sus características políticas, sociales, económicas, etc. Así podríamos, por ejemplo, hablar de la civilización o cultura moderna en un sentido muy amplio y ese es el sentido que generalmente se le da en el ámbito de la filosofía política, la teoría sociológica y la teoría crítica. Siguiendo el mismo ejemplo, puede hablarse de la cultura posmoderna. Por otra parte, el par "modernismo" y "posmodernismo" se usan para referirse a una corriente estética que emergió primeramente en la literatura, en las artes plásticas y luego en la arquitectura. Así, en este segundo caso, podemos hablar de la literatura modernista o posmodernista, al igual que en el arte. Por ejemplo, suele decirse que la Ciudad de las Vegas en EE.UU. es un caso paradigmático de arquitectura posmodernista. La confusión entre ambos planos ha generado muchas dificultades de comprensión y debe tenerse siempre en cuenta.
Por ejemplo en el sentido estético, el pintor inglés John Watkins Chapman designó como «posmodernismo» una corriente pictórica que intentaba superar las limitaciones expresivas del impresionismo sin recaer en el convencionalismo de la pintura académica; el término no se popularizó, prefiriéndose la designación de «postimpresionismo» sugerida por el crítico Roger Fry. Aunque el posmodernismo en este sentido no guarda más que una relación muy lejana con el posmodernismo tal como se entiende habitualmente —coincidiendo por lo general, de hecho, con los principios teóricos y metodológicos del modernismo artístico— la relación de ambigüedad entre la superación y la conservación que dificulta la definición del mismo ya se hace aparente aquí. En el sentido cultural más amplio -o más bien dicho en el sentido de civilización- el uso que Arnold J. Toynbee haría del término para indicar la crisis del humanismo a partir de la década de 1870 está relacionado con fracturas amplias que exceden con mucho los aspectos estéticos y se relacionan con la organización social en su conjunto, como también lo observaría Marx, Freud y Nietzsche.
En 1934 el crítico literario Federico de Onís empleó por primera vez el posmodernismo como una reacción frente a la intensidad experimental de la poesía modernista o vanguardista, identificada sobre todo con la producción de la primera época de Rubén Darío; de Onís sugiere que los distintos movimientos de retorno o recuperación —de la sencillez lírica, de la tradición clásica, del prosaísmo sentimental, del naturalismo, de la tradición bucólica, etc.— son provocados por la dificultad de las vanguardias, que las aísla del público. Varios de estos rasgos reaparecerán en análisis posteriores, aunque la obra de de Onís no dejó huella directa en la tradición teórica.
El uso del término por Bernard Smith en 1945 para designar la crítica a la abstracción por parte del realismo soviético y por Charles Olson para indicar la poesía de Ezra Pound estaba a caballo entre las dos concepciones anteriores. Si bien subrayaba la ruptura con las tendencias del modernismo, se carecía de un armazón teórico que permitiese distinguir la producción de las vanguardias —en sí compleja y multiforme— de la de sus críticos de una manera decisiva. Sólo a fines de la década de 1950, a partir de los trabajos de los críticos literarios Harry Levin, Irving Howe, Ihab Hassan, Leslie Fiedler y Frank Kermode, el término comenzó a utilizarse de una manera sistemática para designar la ruptura de los escritores de posguerra con los rasgos emancipatorios y vanguardistas del modernismo, concebido éste último como la exploración programática de la innovación, la experimentalidad, la autonomía crítica y la separación de lo cotidiano. La concepción no estaba exenta de dificultades, y algunos autores a los que Levin y Howe —ambos intelectuales «comprometidos» y de izquierdas— criticaron, como Samuel Beckett, fueron simultáneamente percibidos por otros teóricos de la cultura —entre ellos Theodor Adorno, un modernista destacado en derecho propio— como la forma más refinada de modernismo. Sin embargo, lo central de esta noción —el posmodernismo como renuncia a la teleología emancipatoria de las vanguardias— sigue siendo considerado el rasgo más distintivo del postmodernismo.
El rasgo fundamental de la ruptura no estuvo en la corrección de la frialdad y las deficiencias arquitectónicas de los edificios modernistas, sino en el rechazo absoluto de la posibilidad de producir una innovación verdaderamente radical. El eje del pensamiento moderno —tanto en las artes como en las ciencias— había estado centrado en la idea de evolución o progreso, entendido como la reconstrucción de todos los ámbitos de la vida a partir de la sustitución de la tradición o convención por el examen radical no sólo del saber transmitido —como por ejemplo la forma sinfónica en música, el retrato de corte en pintura o la doctrina clásica del alma en antropología filosófica— sino también de las formas aceptadas de organizar y producir ese saber —como la tonalidad, la perspectiva o la primacía de la conciencia; la noción de discontinuidad había adquirido dignidad filosófica a través de la interpretación marxista y nietzscheana de la dialéctica de Hegel.
En el sentido cultural o de civilización podemos señalar que las tendencias posmodernas se han caracterizado por la dificultad de sus planteamientos, ya que no forman una corriente de pensamiento unificada. Sólo podemos indicar unas características comunes que son en realidad fuente de oposición frente a la cultura moderna o indican ciertas crisis de ésta. Por ejemplo la cultura moderna se caracterizaba pos su pretensión de progreso, es decir, se suponía que los diferentes progresos en las diversas áreas de la técnica y la cultura garantizaban un desarrollo lineal marcado siempre por la esperanza de que el futuro sería mejor. Frente a ello, la posmodernidad plantea la ruptura de esa linealidad temporal marcada por la esperanza y el predominio de un tono emocional nostálgico o melancólico. Igualmente, la modernidad planteaba la firmeza del proyecto de la Ilustración de la que se alimentaron --en grado variable-- todas las corrientes políticas modernas, desde el liberalismo hasta el marxismo, nuestra definición actual de la democracia y los derechos humanos. La Posmodernidad plantea posiciones que señalan que ese núcleo ilustrado ya no es funcional en un contexto multicultural; que la Ilustración, a pesar de sus aportaciones, tuvo un carácter etnocéntrico y autoritario-patriarcal basado en la primacía de la cultura europea y que, por ello, o bien no hay nada que rescatar de la Ilustración, o bien, aunque ello fuera posible, ya no sería deseable. Por ello, la filosofía posmoderna ha tenido como uno de sus principales aportes el desarrollo del multiculturalismo y los feminismos de la diferencia.
Los principales opositores a los planteamientos de la posmodernidad han sido los miembros de la teoría crítica y los marxistas más contemporáneos que, si bien reconocen los fallos de la modernidad y su centro ilustrado, reconocen como valiosos e irrenunciables ciertos valores democráticos de igualdad y ciudadanía. Dichos valores, plantean estos autores, --como por ejemplo Jürgen Habermas-- son la única salvaguarda frente a la fragmentación social y la precarización del estado nacional. Por ello plantean que, más que buscar una posmodernidad, hay que llevar a cabo -como proyecto filosófico y político- una nueva Ilustración de la modernidad.
Luego de los atentados del 11 de septiembre y los profundos cambios geopolíticos que éstos conllevaron, además del debilitamiento de la fuerza jurídica vinculante de los derechos humanos, la discusión de la posmodernidad perdió empuje, ya que, como hemos dicho antes, ésta se caracteriza -por lo menos hasta el momento- por sus definiciones por negación. El término Posmodernidad ha dado paso a otros como modernidad tardía, modernidad líquida, sociedad del riesgo, globalización, capitalismo tardío o cognitivo, que se han vuelto categorías más eficientes de análisis que la de Posmodernidad. En cambio, el Posmodernismo sigue siendo una categoría que en los ámbitos estéticos se ha manifestado muy productiva y no necesariamente contradictoria respecto a las recién indicadas.
http://es.wikipedia.org/wiki/Postmodernidad

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